La mayoría escuchó hablar, en algún momento de su vida, de los ataques de pánico. Alguien conocido que los tuvo, o que cree que los tuvo, alguien que los padeció luego de cierto suceso, personas que conviven con ellos a lo largo de los años, etc. Sin embargo, la información precisa acerca de este síntoma, tan extendido en nuestra época, es escasa, y abundan en cambio los posts en redes, que, si bien muchas veces pueden tener información certera o ser abordados de manera seria, al estar mezclados en la gran cantidad de información que hoy día nos bombardea, suelen prestarse a confusión o también a la generalización. Por lo tanto, me propongo en esta nota, brindarles alguna información precisa acerca del tema.
Para poder hablar de los ataques de pánico, primero necesitamos hacer un breve recorrido por loque es la angustia. Freud ubica que la angustia es sus principios una reacción ante el peligro Sin embargo, dice, ¿podemos decir que sentimos angustia cuando estamos realmente frente a un peligro? Claramente no. De hecho, es sabido que la angustia es algo que se siente más bien cuando “falta algo”. (Un falta algo que muchas veces puede “sentirse” localizado en alguna parte del cuerpo, o venir acompañado de síntomas físicos). Y esto se da de esta manera porque, si bien la angustia hunde sus raíces en experiencias tempranas de miedo repentino, luego va edificándose como una respuesta frente aquello que queda en el inconsciente. ¿A que nos referimos con esto?
Para explicarlo, voy a referirme a la expresión más potente que adopta la angustia, los ataques de pánico. Estos episodios consisten en síntomas específicos, pero que no siempre se dan todos juntos, o en la misma intensidad.
- Sensación de miedo injustificado por algo exterior concreto, principalmente miedo a morir.
- Latido irregular del corazón o taquicardia, que en general aumenta, a medida que aumentan los pensamientos de miedo.
- Dificultad para respirar(dificultad para terminar de llenarse de aire), y/o respiración agitada.
- Sensación de opresión en el pecho, que puede llegar al dolor.
- Sudoración.
Algunos otros síntomas podrían ser mareos o temblores, sensación de hormigueo o entumecimiento de alguna zona del cuerpo, e incluso podría llegarse a algún sentimiento de despersonalización, que es algo que se siente como si se estuviera en un sueño, o uno se extrañase de uno mismo.
Esta es la manera en que se presentan los ataques de pánico, y como aclaraba antes, pueden variar las combinaciones de síntomas o también las intensidades, según la persona. Es necesario aclarar que estos síntomas también pueden deberse a otras causas y si bien la consulta psicológica es importante, también debe tenerse en consideración hacer las pertinentes consultas médicas para descartar otras causas.
En caso de deberse a factores psicológicos, suelen deberse precisamente a factores de los cuales la persona no tiene registro consciente, o bien lo tiene, pero no lo asocia a los ataques, lo cual los hace persistir, y la relación entre estos contenidos y la angustia más “común” es muy estrecha, ya que el ataque de pánico, no sería más que un estallido de un monto muy grande angustia, de manera repentina y sin que la persona tenga noticia de sus causas.
El Lic. Ezequiel Fernández / Mat. 75475, atiende en forma presencial o virtual, tiene consultorio a cuadras de la plaza Arenales. Consultas al 15.3432.2021