Dar el primer paso hacia el cambio: iniciar una terapia puede ser el comienzo de un viaje de autoconocimiento y crecimiento personal.
En tiempos en que el decir queda silenciado por el ruido estridente de las novedades, las exigencias y el anhelo impaciente, las personas –y sus cuerpos– expresan su angustia en forma de sensaciones difíciles de verbalizar.
Síntomas que uno intuye que algo con lo psíquico pueden tener que ver, pero duda en llevarlo con un terapeuta por no sentir que tiene una demanda o un planteo firme para comenzar a trabajar. Es acá donde conviene detenernos entonces a reflexionar: Sentir que algo nos excede y que necesitamos ayuda incluso para poder ponerlo en palabras que nos permitan llevarlo mejor, es ya una demanda suficiente como para comenzar una psicoterapia.
Muchas veces, podemos sentir que hay algo que no anda del todo bien y desestimarlo con pensamientos del estilo “ya se me va a pasar”, “me la tengo que aguantar”, “a nadie le va a importar”, etc. Es importante saber que hay opciones, y que el silencio, en este caso, es aliado del padecer.
Ahora bien, ¿Qué es un síntoma?: en este caso, el de la psicología con enfoque psicoanalítico, tomamos la noción de síntoma elaborada por Freud, quien dice que este es una formación de compromiso entre las partes consciente e inconsciente de nuestro psiquismo. Desde esta perspectiva, el síntoma nos trae algo no solo a descifrar, sino también elaborar y reelaborar, de manera que la apertura al significado y al sentido vuelvan a reconectar aquello que quedó en un lugar marginado, pero a la vez protagónico, dado que se interpone entre aquello que la persona quiere o dice que quiere, y aquello que efectivamente hace o le pasa.
¿Qué tipos de síntomas hay?
Los síntomas psicológicos pueden ser de muy diversa índole y abarcar cosas que pueden incluso ser opuestas. Dos personas pueden padecer de ansiedad, pero esa ansiedad puede ser de características antagónicas en cada caso. Por ejemplo: alguien que no puede dejar de pensar en aquello que va a pasar en el futuro, y que a raíz del sobre pensamiento termina evitando confrontar esas situaciones, y la otra persona puede, por el contrario, precipitarse en esas situaciones obteniendo resultados indeseados. En ambos casos hay un síntoma de ansiedad, pero ubicando bien las coordenadas en las que se presenta en cada sujeto, se abren vías de trabajo y exploración de diversa índole.
Otro tipo síntomas, mucho menos evidentemente “psicológicos”, pueden ser los llamados síntomas “psicosomáticos”, los cuales se manifiestan en el cuerpo sin ningún tipo de causa médica objetivable. En estos casos, como mencionaba al principio, una persona puede sentirse dubitativa con respecto a realizar una consulta con un profesional. Sin embargo, es muy importante darle un lugar a eso que se está experimentando para que en algún momento tenga la posibilidad de ceder y convertirse quizás en energía disponible que pueda ponerse al servicio del deseo.
A veces, las palabras quedan atoradas, no llegan a decirse, y desde ese lugar, operan, trabajan, nos “boicotean”, es decir, nos exceden.
Lic. Ezequiel Fernández | MN 75475 – MP 190.647
Atiende en forma presencial o virtual, tiene consultorio a cuadras de la plaza Arenales. Consultas al 15.3432.2021
