El 18 de febrero será recordado como un día triste para nuestro barrio.
En horas de la tarde del día anterior, comenzó a viralizarse por Whatsapp una imagen con el texto que anunciaba la despedida del comercio más icónico de Villa Devoto: Monte Olivia cerraba sus puertas tras 55 años de trabajo.
A tal punto llegó el impacto de la noticia que en pocas horas #MonteOlivia se convirtió en tendencia en Twitter. Rápidamente algunos medios y desconocidos le cargaron la cruz de la pandemia y, seguidamente, la de la grieta tuerta. Pero eran ya conocidas las desavenencias societarias que atravesaban desde hace años sus dos socios fundadores, Turi Viscomi y José Giuffrida.
Ese conflicto y lamentables situaciones vividas en el local, desembocaron en una intervención judicial en el 2016. Por entonces se llegó a un acuerdo y la heladería, que es propiedad de los dos socios fundadores, reabrió bajo la conducción de Viscomi. Tiempo después Giuffrida fallece (en la foto con su hijastro), y allí se abre un interrogante sobre quienes continuaron administrando el 50% que le correspondía.
Según confió Viscomi en su mensaje a los vecinos, la justicia le fijó, por el 50% de la propiedad, “un alquiler excesivo en dólares, que resulta insostenible para nuestras finanzas”. Esto derivó en la decisión de cerrar definitivamente el local. Según trascendió extraoficialmente, esa suma superaría los 5 mil dólares mensuales.
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